El joven talento del tenis mundial, Carlos Alcaraz, sigue dando que hablar. Sin embargo, esta vez no es un triunfo ni una remontada espectacular lo que llama la atención, sino un gesto aparentemente simple: su forma de aplaudir tras un punto. Un aplauso sordo, casi tímido, que ha despertado la curiosidad de miles de aficionados y aficionados al tenis.
LEER MÁS NOTICIAS DEPORTIVAS
Cada vez que Alcaraz gana un punto importante o se prepara para agradecer al público, realiza un aplauso distintivo: sus manos no se juntan con fuerza, sino que simplemente se tocan, produciendo un sonido apagado. Este gesto se ha vuelto viral en redes sociales, y muchos usuarios se preguntan si es una peculiaridad, una decisión deliberada o incluso un tic nervioso.
Una de las explicaciones más fascinantes proviene de la cultura española. Algunos observadores han vinculado el gesto de Alcaraz con las "palmas sordas", una técnica típica del flamenco andaluz en la que se aplauden suavemente para producir un sonido más suave y rítmico.
"Es muy típico del sur de España, debido a la influencia directa de las palmas en el flamenco", escribió un usuario en Reddit. Esta teoría no ha sido confirmada por el propio tenista, pero encaja bien con sus orígenes y la rica expresividad que los atletas suelen aportar a la cancha.
En el mundo del deporte, cada gesto puede convertirse en un ritual. Y el aplauso de Alcaraz podría ser precisamente eso: una forma de liberar tensión, restablecer la mente y mantener la concentración. Algunos expertos en psicología deportiva señalan cómo rituales similares ayudan a los atletas a mantener una rutina mental eficaz durante las fases más intensas de un partido.
Además, también hay una explicación práctica: aplaudir con fuerza puede causar microtraumatismos, especialmente en un jugador que usa las manos con tanta intensidad. Por lo tanto, el gesto "suave" también podría ser una forma de proteger las articulaciones, sin sacrificar el gesto simbólico del aplauso.
Más allá del gesto técnico o ritual, los aplausos de Alcaraz pueden interpretarse como una muestra de respeto. Durante el torneo de Wimbledon, Alcaraz encabezó los aplausos en la despedida de Fabio Fognini con el mismo gesto apagado. Un gesto elegante y de juego limpio que impresionó al público y a los comentaristas.
“Un gesto lento pero significativo, similar al toque de las botellas de Nadal”, escribió un comentarista deportivo, refiriéndose a la meticulosidad de algunos rituales del tenis.
Calificar el aplauso de Alcaraz como "espástico" no solo es injusto, sino también ofensivo. Cada atleta tiene gestos únicos, a menudo arraigados en la cultura, la personalidad o la estrategia. Reducirlos a caricaturas verbales implica pasar por alto una parte importante de la narrativa deportiva.
El gesto de Alcaraz dice mucho más de lo que parece: es un símbolo de enfoque, identidad y respeto. Y, quizás, incluso un pequeño detalle que lo hace aún más especial a los ojos del mundo.