El calentamiento global puede ser una amenaza no sólo para el planeta, sino también para la salud de las mujeres. Según uno Investigación publicada el Fronteras en Salud PúblicaCada grado adicional aumenta el número de casos de cáncer en diferentes regiones del mundo. El estudio señala las desigualdades climáticas, de contaminación y de salud.
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El vínculo entre el clima y la salud es cada vez más evidente. Un equipo internacional analizó datos de salud de 17 países de Oriente Medio y el norte de África entre 1998 y 2019. El resultado es impactante: cada aumento de 1 °C en la temperatura media se asocia a un aumento de los casos de cáncer de 173 a 280 por cada 100.000 personas. Aún más impresionante es el crecimiento de las muertes: de 171 a 332 por 100.000.
¿Qué tipo de cáncer tiene el pico más alto? Cáncer de ovario, que ha experimentado el aumento más significativo tanto en incidencia como en mortalidad. El fenómeno, explican los científicos, se debe no sólo al clima más cálido, sino también al aumento de los contaminantes atmosféricos, la radiación ultravioleta y otros factores ambientales nocivos.
El hallazgo más alarmante del estudio es que el impacto del cambio climático en la salud del cáncer afecta especialmente a las mujeres. La razón es triple: barreras culturales, económicas y jurídicas que impiden el acceso oportuno a la detección y al tratamiento, especialmente en entornos donde el sistema de salud ya es frágil.
“Las mujeres se enfrentan a importantes obstáculos para el diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado. Además, suelen estar más expuestas a carcinógenos ambientales”, afirma Wafa Abuelkheir Mataria, coautora del estudio y profesora de la Universidad Americana de El Cairo.
El análisis sugiere la integración de estrategias climáticas en los planes nacionales de prevención del cáncer, con un enfoque específico en las diferencias de género.
Irina Stepanov, profesora de salud pública de la Universidad de Minnesota, también confirma la gravedad de la situación: «Las altas temperaturas pueden aumentar la exposición a numerosos carcinógenos, tanto directos como indirectos. El calentamiento global puede considerarse un factor de riesgo adicional en la lucha contra el cáncer».
Varios centros oncológicos e institutos de salud global están revisando las pautas de prevención para tener en cuenta también el entorno en el que viven las personas. La idea básica es clara: la salud y el clima están estrechamente interconectados y es imposible abordarlos por separado.
Aunque el estudio sólo analizó los países de Oriente Medio y Norte de África, las implicaciones son globales. La contaminación del aire, el aumento de las temperaturas y el incremento de las enfermedades crónicas afectan ya a muchas ciudades europeas.
La comunidad científica lanza un llamamiento: es urgente considerar el cambio climático no sólo como una crisis ambiental, sino como una verdadera emergencia sanitaria. Y, como demuestra esta investigación, las mujeres pueden pagar el precio más alto.
El aumento de cánceres vinculado al cambio climático no es sólo una proyección futura, sino una realidad documentada. Entre los principales factores ambientales asociados se encuentran la contaminación del aire, la exposición prolongada a los rayos ultravioleta y la propagación de sustancias químicas tóxicas. Según AIRC, el aire contaminado puede contener partículas finas (PM2.5), metales pesados y compuestos orgánicos volátiles, todos ellos clasificados como cancerígenos.
Además, las olas de calor y el aumento de las temperaturas comprometen la calidad del agua y de los alimentos, favoreciendo la acumulación de toxinas y la proliferación de microorganismos nocivos. Los incendios forestales, cada vez más frecuentes debido al cambio climático, también liberan a la atmósfera sustancias que pueden dañar el ADN humano.
Otro efecto secundario es la presión sobre la infraestructura sanitaria: fenómenos climáticos extremos, como inundaciones y huracanes, pueden interrumpir servicios médicos esenciales, dificultando el diagnóstico oportuno o el acceso a la atención del cáncer.
El calentamiento global afecta no sólo al cuerpo, sino también a la mente. Varios estudios han demostrado que las mujeres tienen más probabilidades de desarrollar trastornos mentales en respuesta a los factores estresantes ambientales causados por el cambio climático. La ansiedad, la depresión, el trastorno de estrés postraumático y los sentimientos de impotencia son comunes, especialmente en las zonas afectadas por desastres climáticos.
Las mujeres embarazadas y las madres son particularmente vulnerables. El temor por la salud de los niños, la pérdida del hogar o del empleo debido a fenómenos climáticos extremos y la inestabilidad económica son factores que aumentan el riesgo psicológico.
Según ARS Toscana, la inseguridad ambiental vinculada al cambio climático puede generar una sensación de alerta constante, con efectos a largo plazo en el bienestar mental. Sin embargo, la salud psicológica sigue estando poco reconocida en las estrategias climáticas, a pesar de la creciente evidencia de su impacto.