Un nombre que suena misterioso, canciones que parecen sacadas de viejos discos de 45 y letras que jamás sonarían en la radio: aquí están las Escenario, el colectivo que está volviendo loco a TikTok con canciones generadas por inteligencia artificial. Detrás de títulos como Abre mi culo, El sabor de tu semilla Y Amor negro No se trata de discos de vinilo polvorientos, sino de una creación contemporánea que imita a la perfección el sonido y el estilo de los éxitos italianos de los años 60 y 70. Los fragmentos de las canciones, subidos a YouTube con gráficos vintage y notas biográficas falsas, alimentan un juego de espejos entre la realidad y la ficción que intriga, entretiene y escandaliza. En tan solo unas semanas, el fenómeno ha trascendido el nicho de las redes sociales para convertirse en tema de artículos, debates y publicaciones masivas, confirmando una vez más cómo la IA y la nostalgia pueden viralizarse.
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Cantoscena se presenta como un colectivo creativo discreto, capaz de usar algoritmos de inteligencia artificial para recrear los timbres vocales, los arreglos y la calidad de audio característicos de grabaciones de décadas de antigüedad. Cada canción es el resultado de un proceso de "disfraz sonoro", desde la elección de instrumentos virtuales hasta la simulación de técnicas de grabación analógica. El resultado es un sonido tan convincente que engaña a muchos oyentes, quienes en redes sociales se preguntan si se trata de material antiguo e inédito redescubierto. Según los creadores, la IA les permite combinar la experimentación musical con la narrativa, construyendo un contexto narrativo en torno a cada pieza.
Las tres canciones han cosechado millones de visitas por su inquietante yuxtaposición de melodías inspiradas en festivales y letras explícitas. Abre mi culo Fue lanzado entre el 6 y el 17 de julio de 2025 en plataformas como Apple Music y Spotify, El sabor de tu semilla Fue lanzado el 27 de julio de 2025, mientras que Amor negro Se estrenó el 8 de agosto de 2025, primero en YouTube y luego en streaming. Las versiones en video están inspiradas en antiguos programas de televisión musicales, con marcos y títulos retro que refuerzan el estilo vintage. La estrategia de lanzamiento escalonado mantiene una alta audiencia, generando reacciones y duetos en TikTok.
La ilusión se refuerza aún más con la creación de biografías falsas de las intérpretes imaginarias: Vera Luna (1967), Rossella (1985) y Gina Gocci (1979). Cada nombre está vinculado a una época y a un supuesto contexto artístico, como si las canciones pertenecieran a carreras inexistentes. Las descripciones hablan de cantantes provincianas, giras y álbumes inalcanzables, construyendo un "mundo" paralelo que oscila entre la sátira y el homenaje. Esta mitología no es un caso aislado: forma parte integral de la estrategia narrativa de Cantoscena, que combina marketing, música y cultura pop para estimular la curiosidad y el intercambio.
El éxito de las canciones no se limita a las plataformas de streaming: en TikTok, se han convertido en la banda sonora de memes, parodias y reinterpretaciones. Miles de usuarios las han usado para sketches cómicos, playbacks y rutinas de baile, a menudo acentuando el contraste entre los arreglos aparentemente inocentes y la crudeza de la letra. Algunos vídeos han superado el millón de visualizaciones, con un efecto multiplicador que sigue atrayendo a nuevos oyentes a los canales oficiales. El elemento impactante de las letras, combinado con la facilidad típica de la plataforma para remezclar y reutilizar, ha transformado las canciones en contenido viral perfecto.
El caso de Cantoscena también genera un debate más amplio sobre el uso de la inteligencia artificial en el ámbito creativo y la gestión de contenido sexualmente explícito. Algunos críticos consideran el proyecto una provocación artística capaz de provocar una reflexión sobre el lenguaje musical y los tabúes, mientras que otros argumentan que es gratuito y corre el riesgo de normalizar estereotipos. El debate aborda temas como la libertad de expresión, la ética de la IA y la frontera entre la sátira y el insulto. Independientemente de la opinión, el éxito del colectivo demuestra la capacidad de internet para transformar una idea de nicho en un fenómeno pop, capaz de influir en conversaciones y tendencias a nivel nacional.
Cantoscena prefiere mantener el anonimato, dejando que sus canciones y su estética subyacente hablen por sí solas. No existen entrevistas oficiales ni perfiles personales vinculados a cada miembro, y todas las declaraciones públicas provienen de los canales oficiales del proyecto. Esta decisión alimenta el misterio y contribuye a la percepción de Cantoscena como una entidad artística singular, más que como un grupo de individuos. Algunos fans especulan que detrás del colectivo hay productores con experiencia en la música independiente italiana, mientras que otros argumentan que se trata de una operación de marketing coordinada por múltiples creativos. Sin embargo, hasta la fecha, las identidades de los miembros se mantienen deliberadamente en secreto, dando cabida a leyendas e interpretaciones públicas.
En Italia, las letras de las canciones no están sujetas a censura previa, pero deben cumplir con las leyes aplicables en materia de difamación, incitación al odio o la violencia, y obscenidad. Las canciones con contenido sexualmente explícito pueden circular libremente, siempre que no se distribuyan en contextos dirigidos a menores ni se utilicen con fines ilícitos. En el caso de Cantoscena, el elemento provocador se ve mitigado por el contexto artístico y una narrativa clara, aunque algunos críticos creen que la amplia distribución en plataformas abiertas como TikTok plantea dudas sobre la protección de los jóvenes. Las propias plataformas, según lo dispuesto en sus términos de servicio, pueden intervenir eliminando o limitando la visibilidad de contenido que infrinja las directrices sobre desnudez y sexualidad explícita.