Dos pescadores indonesios se encontraron ante una escena surrealista: un tigre adulto sin vida flotando en las olas en mar abierto, a unos cinco kilómetros de la costa. El inquietante descubrimiento ocurrió en los últimos días, en un lugar no especificado del vasto archipiélago indonesio.
Incrédulos, los pescadores avisaron inmediatamente a las autoridades locales. Agentes del Ministerio de Medio Ambiente intervinieron en el lugar, recuperaron el cadáver del animal e iniciaron las investigaciones para determinar las causas de la muerte y las circunstancias del hallazgo. El caso atrajo inmediatamente la atención pública y generó alarma sobre el tráfico ilegal de especies exóticas.
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La teoría más aceptada es que el tigre, probablemente un raro tigre de Sumatra, formaba parte de un envío de animales salvajes destinado al mercado negro internacional. Las autoridades sospechan que el animal murió durante un transporte clandestino y que los traficantes se deshicieron de él arrojándolo al mar para evitar controles y cobros.
Se están realizando pruebas veterinarias para determinar la causa exacta de la muerte. Por el momento no se puede descartar que se produzca un accidente fortuito durante la captura o detención en condiciones inadecuadas.
Indonesia es uno de los países con mayor biodiversidad del mundo, pero también un importante centro de tráfico ilegal de animales exóticos. Tigres, orangutanes, pangolines y otros animales raros están siendo capturados y vendidos ilegalmente, a menudo a destinos en el este de Asia y Medio Oriente, donde son buscados para la medicina tradicional o como artículos de lujo.
Según datos de varias ONG ambientalistas, cada año miles de animales salvajes son exportados ilegalmente desde el Sudeste Asiático. El tigre de Sumatra, en particular, está clasificado como “en peligro crítico” por la UICN, con una población estimada de menos de 600 individuos.
El tigre de Sumatra es la única subespecie de tigre que todavía está presente en Indonesia. Vive exclusivamente en la isla de Sumatra y su hábitat está amenazado por la deforestación, la expansión agrícola y, por supuesto, la caza furtiva. Cada ejemplar perdido representa un golpe muy duro para la supervivencia de la especie.
El hallazgo del cuerpo en el mar plantea nuevos interrogantes sobre la magnitud del fenómeno y la necesidad de reforzar los controles sobre la caza y el comercio ilegal. Las autoridades indonesias han asegurado que las investigaciones continuarán y que se identificará a los responsables.