No fue una operación rápida sino larga y paciente, exactamente como suele operar el Mossad: los buscapersonas que explotaron en manos de Hezbollah en el Líbano fueron saboteados hace 10 años. Un plan desarrollado a lo largo de los años por el Mossad, la agencia de inteligencia israelí, condujo a la destrucción de más de 5.000 buscapersonas y walkie-talkies utilizados por Hezbollah. Se colocaron explosivos de alto poder dentro de los dispositivos de comunicaciones del grupo terrorista, causando graves daños y víctimas.
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A mediados de septiembre, dos días de intensas explosiones en el Líbano mataron al menos a 40 personas e hirieron a miles. Los artefactos explosivos, escondidos dentro de los dispositivos de comunicación utilizados por Hezbollah, causaron graves daños tanto a terroristas como a civiles libaneses. Según el Washington Post, el Mossad comenzó a colocar explosivos en los walkie-talkies de Hezbollah ya en 2015, dejándolos inactivos hasta el momento adecuado. El grupo terrorista, enemigo de Israel desde hace mucho tiempo, utilizó estos dispositivos de baja calidad para comunicarse con sus combatientes.
El Mossad colocó explosivos en dispositivos de comunicaciones marca Apollo, una marca reconocida internacionalmente sin ningún vínculo obvio con los intereses israelíes o judíos. Estos dispositivos fueron vendidos a Hezbollah a través de un funcionario de marketing confiable del grupo terrorista.
Los buscapersonas explosivos, del modelo AR924, estaban equipados con una batería de mayor tamaño y una función de mensaje cifrado que requería el uso de ambas manos para activarse. Esta característica fue utilizada por el Mossad para garantizar que los explosivos sólo se activaran cuando los combatientes de Hezbollah estuvieran usando ambos dispositivos.
Las explosiones provocaron la muerte de numerosas personas, incluidos niños. Fatima Abdullah, una niña de ocho años, fue asesinada mientras estudiaba en la cocina de su casa. El buscapersonas le explotó en las manos y le provocó graves heridas. La operación del Mossad contra Hezbollah representa un ejemplo de cómo los servicios de inteligencia pueden utilizar tecnologías avanzadas para lograr sus objetivos. El plan de sabotaje, que duró años, tuvo consecuencias devastadoras para el grupo terrorista y para la población civil libanesa.