Una pareja que tuvo que volar sentada junto a un perro que exhalaba durante 13 horas seguidas recibió una indemnización de 1.150 euros. Gill Press dijo a los periódicos que luchó para obtener una compensación para ella y su esposo Warren Press, quienes tuvieron que abandonar la clase premium y pasar a la clase económica en un vuelo de conexión de París a Singapur. La pareja tuvo que cambiar de lugar debido a un perro que además de apestar, babeaba y les sigue resoplando.
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La pareja planea donar el dinero a una organización que entrena perros guía para personas ciegas. Singapore Airlines, sin embargo, aún no se ha pronunciado sobre la decisión sobre el reembolso emitido. Un representante de la aerolínea le dijo anteriormente a Insider que se disculpó con la pareja por su experiencia en el vuelo.
Gill y Warren Press han estado luchando contra Singapore Airlines desde junio, cuando se realizó el vuelo. La pareja había pagado más por asientos premium para el vuelo que duró 13 horas. Sin embargo, cuando llegaron a los asientos asignados, descubrieron que estaban sentados junto a un pasajero con un perro, que según Gill era un animal de apoyo emocional y, por lo tanto, tenía derecho a estar en la cabina y no en la bodega.
Según Gill, el perro resoplaba y babeaba, y ella comentó: “Le dije a mi marido: 'Tienes que arreglar esto'. No podemos tener un perro sentado a nuestro lado todo este tiempo'”. El marido de Gill habló con una azafata, quien informó a la pareja que los únicos asientos vacíos estaban en la parte trasera de la cabina económica.
Inicialmente la pareja había decidido quedarse en los asientos premium. Sin embargo, Gill dijo que el perro siguió apestando después de terminar el servicio de cena, por lo que cedieron y cambiaron a economía. Una azafata les dijo que llenaran un informe de incidente, y Gill dijo que así lo hicieron.
El asistente les dijo que la aerolínea se comunicaría con ellos después del vuelo, pero al no escuchar nada, Gill se vio obligada a presentarse. La pareja recibió una disculpa y dos vales regalo de 70 euros. Gill no consideró que esa suma fuera suficiente, ya que ni siquiera representaba la diferencia real entre un asiento en clase premium y un asiento en clase económica.
Después de casi un mes, la aerolínea regresó con otra oferta de dos bonos de viaje por un valor de unos 111 euros cada uno. Sin embargo, todavía estaba molesta porque solo estaban recibiendo una fracción del valor de las entradas, que según Gill costaban alrededor de 930 euros, por lo que pidieron más. Finalmente la aerolínea cedió y comunicó a la pareja que recibirían un reembolso por la diferencia de cabinas "como gesto de buena voluntad", que ascendía a unos 550 euros. En total, dijeron que recibieron en total alrededor de 1.150 euros.